La conversión que estamos
sufriendo de un Estado español poco democrático alimentado ideológicamente
desde un cordón umbilical con el franquismo, a un Estado autoritario y de ahí a
un estado franquista, en estos momentos es una realidad difícil de cuestionar.
El estado de cosas que ha sobrevenido por la cuestión catalana ha
dejado al descubierto una realidad que cuando no produce náusea, provoca
repugnancia... y que va a acabar con muchas cosas.
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Los partidos que soportan el régimen de 1978 que en realidad siguen
encubriendo las esencias del Franquismo, se han recompuesto y han conseguido
echar de nuevo la Historia cuarenta años hacia atrás. En su reconvención nos
están llevando al punto de una nueva reedición de la historia en la que de
nuevo, las Leyes fundamentales del Movimiento ya sin tapujos sean
trascendentales. Saben que en realidad ellas fueron los que ganaron la guerra y
entre sus líneas es donde se han de encontrar los frutos de la victoria.
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Son muy pocas las voluntades que se han puesto enfrente y que han
querido revertir la situación. Casi todos estos atrevimientos se encuentran en
la periferia del Estado y, sobresaliendo en estos días, en las energías
independentistas en Catalunya. PODEMOS se ha apoyado en estas voluntades
periféricas que tratan de darle vuelta a la realidad y, hasta hace unos meses,
mantuvo abierta una puerta a la esperanza que poco a poco desde la impericia,
la cobardía y el oportunismo, lo cierto es que ha fracasado estrepitosamente y
que tiene los días contados, y alargarlo significará alargar una agonía y su
futuro nada tiene que ver con el que soñábamos.
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En este contexto, aquí en Navarra, luego de todas las conductas que
estamos desenmascarando desde Socialxpolítico la situación es peor si cabe
todavía. A veces nos alineamos con las derechas más rancias, otras soportamos a
un Gobierno foral sin paliativos, y a todas horas no somos capaces de llevar a
la política nada más que desidia, apatía y borbotones de egocentrismo. Mientras
tanto, en el interior de la organización de PODEMOS todo se va desintegrado y
ya no queda más que algunas personas que posiblemente tengan mucha y buena
voluntad pero que no son capaces de quitar las telas de araña con las que se
cubre la desfachatez y las malas prácticas.
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En nuestro grupo estamos gente de todo tipo. Personas que han
pasado por PODEMOS al menos un rato y otras que quedan. Todas hemos visto lo
que había dentro. Hay quien quiere defender una alternativa radical dentro del
partido y hay quienes ven fuera otras y mejores opciones y alternativas. Pero
quienes aquí estamos tenemos el convencimiento de que todo tiene que cambiar y
por eso seguimos con nuestras piquetas mostrando los muros que lo han
construido y derruyendo, el poder omnímodo constituido.
Sin lugar a dudas somos personas que estamos convencidas de que con
lo que hay no se puede continuar de ninguna manera.
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Muchos de nosotros, seres vitales, ya tenemos una edad y hemos
vivido cómo existen métodos y estrategias que se predican alternativas de
izquierdas con argumentos y operaciones de derechas. En esas estamos en estos
momentos: reverberando otros episodios de la historia reciente en los que las
ansias de poder y la necesidad apremiante de votos hizo perder el horizonte y
dejar sin sentido los objetivos sociales.
Ahora vivimos con un agravante: que PODEMOS se va diluyendo y
cambiando de color por momentos y ha quedado demostrado que sus dirigentes no
han dado la talla.
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Hay que organizar a un grupo infinito de personas que trabajen en
formarse y construir alternativas a todas y cada una de las caras del sistema
que, a pesar de su perversidad, han convencido a la población de que son
positivas e inmutables y de que más allá de ellas no hay nada. Hemos de conformar
un grupo perenne de personas que se vaya engordando poco a poco y con las
vistas puestas en el largo plazo, en el que lo más importante no sea la toma
del poder si no que lo más transcendente sea plantear alternativas sociales y
políticas que vayan contra la línea de flotación del sistema.
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La izquierda no tiene por qué ir unida. Este es uno de esos mantras
que se repiten para engañar a la sociedad y que si se profundiza un poco
resulta ser falso de verdad. En la medias en la que el pensamiento de izquierdas
se quiere unificar y estandarizar, las izquierdas se reconvierten en
pragmáticas y de derecha, porque llegan a la conclusión que lo únicamente
posible es lo que hay y todo lo demás da mucha pereza porque hay que convencer
a la gente. Sin darnos cuenta de que cuando más estemos a más convenceremos.
La unión de la izquierda que en ocasiones se dice necesaria por
culpa de determinadas leyes electorales, no quita que haya que revisar esas
leyes y que en casos concretos hayamos de buscar alianza sin necesidad de
uniones ficticias y aprovechadas.
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