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miércoles, 28 de febrero de 2018

AL PAN, PAN Y AL VINO, VINO.



Hablar con franqueza y decir las cosas por su nombre parece ser que es lo que a día de hoy se les ha olvidado a quienes lideren Podemos.
Se quiso presentar una fórmula nueva que entrara en las  instituciones dejando de lado ese lamentable lenguaje de la simulación y la disimulación que tan lamentablemente reina en la política y que durante tanto tiempo la ha acompañado asqueando a las gentes de bien en el Estado en general y especialmente en Navarra.
‘Al pan, pan y al vino, vino’, pues sí, decir las cosas por su nombre o el hablar directamente, con verdades como puños y de forma llana fue lo que hizo que la ciudadanía se ilusionase con aquel Podemos de 2014. 
Pero las cosas poco a poco se fueron complicando debido a que las prisas les hizo pensar que todo pudiera resultar un engaño, que para decir las cosas como hay que decirlas no solo hace falta salir en la tele calentar las mentes y luego que te sigan sin saber muy bien qué proyecto o que gentes nos van a representar. Pero parece ser que el primer objetivo era ilusionar y luego ya se verá. 
Primer error.
Se dieron cuenta que irremediablemente un partido que se quiere constituir como tal y a la vez no parecerse a lo que hay aparte de decir las injusticias sociales y la corrupción campante había que adoctrinar, ya que sin el adoctrinamiento no hay partido. Y claro cómo adoctrinar bajo el pilar de los de abajo contra los de arriba y de paso decir que no hay bloque de derecha ni de izquierda y de paso que somos un conjunto no homogéneo de mareas que encontrarán su homogeneidad en el Partido que está por construir pero que no tiene doctrina aún. 
Segundo error.
No saber cómo conjugar doctrina transversalmente, no conocían a sus bases, crearon sus teorías sin recoger impresiones, ya estaban hechos un lío y las bases, solo creyendo en la esperanza de que esto se arreglaría más tarde que temprano, corría a pegar carteles.
La conciencia ideológica ya estaba creada de una forma o de otra, pero la torpeza era tal que se dieron cuenta de que para adoctrinar es necesario tener militantes y no los había, había muchas personas que éramos inscritas y había muchas personas que eran simpatizantes, sin más, pero no se entendió, había que crear militantes filtrando las bases, escogiendo entre las y los afines ya que había que repartir los dineros entre las mismas y no vaya a ser que esto esta vez, por una vez o por primera vez no lo controlemos como se deben controlar las cosas en un Partido. 
Tercer error.
Las inscritas e inscritos debían pasar a ser militantes, que estos a su vez debían ser personas que hubiesen estado los no sé bien últimos meses en algún círculo pero que a su vez esto debía ser confirmado por un cargo ya previo y que fuera a fin, y un montón más de cosas que no hacían más que insultar a las bases. No se pueden crear militantes de la noche a la mañana, de forma oculta y otorgando privilegios por el mero hecho de control de círculos que no existen y de reparte de dinero que proviene de las instituciones, así no creas militantes, ya que la construcción de una militancia sin la debida doctrina de un partido lo único que creas son ‘hooligans’ de sus liberaciones.
La llegada de ‘Jupiter Tonante’ que siempre estuvo ahí. 
Esta es una expresión que se usa para señalar la actitud arrogante o autoritaria de alguien que adopta una postura iracunda, altanera, o amenazante en la vida política y ahí ya siempre estuvo Eduardo Santos, ya era el Júpiter Tonante de la CGDN pues así se comportó y ahora es el SGN y así se comporta sin ningún miramiento y a su antojo crea órganos como la Comisión de Coordinación –llena de ‘hooligan’ liberados-militantes sin doctrina más que la suya- y se esconde en este aparato para hacer expedientes contra los suyos y mandarlos a garantías para que la misma resuelva sus intereses directos.
Y que es lo que hay ahora, pues una charca llena de cocodrilos en la cual cada vez hay menos agua y donde ya no les queda otra más que darse dentelladas para que o bien salgan de la charca o bien comerse las unas a los otros y así de paso llenarse los estómagos que ven vacíos en el horizonte. 
Al igual que los cocodrilos no lloran cuando muerden sino que segregan unas lágrimas, estas son las mismas lágrimas que se les ve en sus rostros actualmente una veces las de unas otras veces las de otros según al son de quien da la dentada. Pero quien verdaderamente llora, no con lágrimas de cocodrilo, sino con lágrimas de verdad es la GENTE que un día creyó en este proyecto. 
La Gente honesta que vaga actualmente por las calles unas calles a pleno sol y encima con linterna, como Diógenes, en busca de gente honesta que no encuentra.

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