Estimadas compañeras y estimados compañeros de la mayoría del Grupo Parlamentario de PODEMOS AHAL DUGU.
Resulta difícil hacer una reflexión sobre el cuadro que dibujáis en estas horas de oprobio en los que nuestras vergüenzas han aparecido por todas las partes tapándose a duras penas con algún tapujo.
No me cabe ninguna duda de que todo lo que ha sucedido en estos días ya estaba previsto tal y cómo se veía en los trazos que traíais dibujados desde el primer momento que aparecisteis en la escena.
Os voy a contar como ha sido todo porque seguramente entre las garras del torbellino no habréis tenido consciencia de qué es lo que ha ocurrido entre las bambalinas.
Toda ha sido una cadena de traiciones:
La traición a las bases desde el primer día, con cayados y reclamos, y en cuanto hubo un poder establecido.
Primero Joan con sus pastores, luego Laura con sus cazadores.
Luego fue la traición inmediata y alevosa a quienes con sus bolsas e influencias, elevaron al poder absurdo de la autoridad interna que se estableció tras las primeras elecciones internas.
Sóstenes, Loles, Unai,Joserra..., quedaron con las manos sucias y desocupadas como si rezaran el angelus.
Pronto se comenzó a fraguar la traición de quienes llegaron una noche como caídos del cielo. Gentes oscuras que se hubieron de sublevar porque les salía su solvencia a borbotones y no se pudieron aguantar las ganas.
Eduardo, Ainhoa, Neniques... veni, vidi, vici.
Seres superiores impedidos para bajar a la realidad cotidiana.
Ahora se ha pronunciado la madre de todas las traiciones.
Traición a los códigos, a los documentos, al partido… Laura, Carlos, Rubén y Fanny, la mayoría de Grupo Parlamentario...
Hasta el sursum corda se ha sentido traicionado.
Y por último tenemos a la vista de los hechos la traición a quienes nos votaron, que no admiten a los traidores.
Cuando empezamos dijimos que íbamos a llevar a los mejores y entre la mayoría y la minoría no llegáis ni a regulares.
Estoy seguro de que mayoría y minoría estáis subidos a una barca que no tiene ni proa ni popa y que se ha quedado sin agua en la que navegar. Me gustaría que bajarais a la tierra y os fuerais… y salierais despacio de la casa en la que nos representáis y en ese tiempo de vuestra salida atendierais las responsabilidad que pusieron los votos en vuestros hombros.
Las cosas poco han cambiado con este movimiento de fuerza que habéis hecho para caer al suelo, ni siquiera vais a conseguir asegurar vuestra posición que ya está asentada en arenas movedizas.
Lo que hay había y nada de lo que digáis va a cambiar.
Estáis escenificando una lucha, un enfrentamiento sin final, entre quienes jamás debierais haber llegado tan alto, más que nada porque no os lo merecíais, con quienes por mucho que se empeñen, nunca hubiéramos pensado que nos pudieran haber hecho caer tan bajo.
Todas las cartas ya están repartidas desde hace mucho tiempo y todas eran cartas marcadas. No me cabe la menor duda de que lo que va a suceder en los próximos meses también es ya sabido.
Habrá más sangre que morcillas.
Miguel Sanz de Jesús.
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