En estos días se
está intentando replicar la INTERCÍRCULOS: aquella barbaridad con la que nos
comieron la cabeza a la gente, de tal manera que nos aseguraban que era tan
mala malísima, que podía a llegar a ser un verdadero problema para el partido.
¿Pero sabéis por qué
nos decían esto?
Porque era una herramienta
colectiva a la que no eran capaces de poner un cepo y no estaban preparados
para controlarla. Era un aparejo surgido desde abajo, desde las bases, sin
ninguna contaminación del poder de los que mandaban en el partido. Estaba
creado por la ilusión de la gente de a pie y con la imaginación de las personas
que pusieron su trabajo y su energía en crear y construir un foro auténtico y
genuino de las bases, de la gente que participaba en las asambleas y grupos en
los pueblos grandes y pequeños, y en las
ciudades.
Eso fue la
INTERCÍRCULOS.
El intento de la
ciudadanía de crear un espacio en el que actuar en política, donde compartir
ideas, donde conocernos, donde enriquecernos, donde debatir y edificar una
conciencia colectiva que hubiera sembrado la semilla de la fraternidad y la
concordia entre todas y todos los pueblos de Nafarroa, y entre todas las
personas que nos juntábamos.
Y les dio canguelo.
El aparato
incipiente entonces se aterrorizó por lo que podía llegar a hacer la gente de
la calle empoderada y aprendiendo las unas de las otras. Sintieron terror de
esas personas a las que nadie gobernaba, y que además sabían hacer lo que ellos
no sabían hacer y ni siquiera se les había pasado por la cabeza. La INTERCÍRCULOS, por sí sola, podría tener una
cuota de libertad demasiado grande para que lo pudieran llegar a controlar. Y
todo lo que escapara de su control, nunca lo iban a permitir.
Y tengo que confesar
que yo fui uno de los principales artífices de procurar la destrucción de la
INTERCÍRCULOS y debo entonar el "mea culpa".
Se dio la consigna
desde la Secretaría General de Podemos Navarra de minar esta organización de
base que había nacido de manera espontánea, y antes de que llegara a crecer,
poner todos los medios y tratar de abortarla.
Fue un plan
diabólico que se gestó y gestionó por la cúpula del partido una vez que se
había logrado entrar al Parlamento de Navarra y a algunos Ayuntamientos, y que
se fue extendiendo por todos los círculos.
Un proceso tortuoso
y torturador que fue continuado hasta la asfixia.
Se buscó la forma de
minar la INTERCÍRCULOS para luego explosionarla, y así hundirla antes de que
pudiera salir a flote. Decían que era una estructura que no estaba contemplada
dentro del partido, que iba contra los Documentos Oficiales de Vista Alegre y
que no tenía derecho a existir.
Más
tarde he constatado que la INTERCÍRCULOS, en realidad, hubiera sido una manera
con la cual los círculos podían haber tomado el control del aparato del partido,
y de no dejarlo en manos de los paracaidistas que se habían arrimado desde
otros partidos, en los que nadie les hacia un hueco, y que aterrizaron aquí, ni
de otras y otros, que a base de codazos y zancadillas, han logrado ser los
putos amos de la barraca.
Asumo
mi parte de culpa y responsabilidad en este tema, pero en mi descargo diré que
todavía estaba muy tierno, que confié en gente que luego he visto patentemente
a qué había venido, y las intenciones con las que se hicieron entonces las
cosas y el porqué.
Estas
no son excusas, sino la pura verdad.
Luego,
tras esta aberración política, puesta en el campo de batalla por Nieves
Recalde, la Generala General de Círculos de Navarra, poco a poco, la
INTERCÍRCULOS con sus círculos, fue agonizando, quedando pocas personas con las
manos atadas al poder.
Miguel
Sanz de Jesús.
Recuerdo haber acudido a tres intercírculos en el “Olivar” de Tafalla. Recuerdo la ilusión de unos y la incomodidad de otros: la de los corderos y la de los matarifes… Recuerdo que me dijeron antes de ir: “esto lo van a liquidar antes de que empiece nada”.. Porque siempre los hay –pocos- que tienen los ojos abiertos. Recuerdo que en mi turno de opinión dije algo inusual, simpático, ingenuo, a saber: “intercírculos debe ser un espacio salvaje”…. Porque al igual que estamos en un Estado sembrado de leyes y reglas certificando el axioma de que “ahí donde hay muchas leyes hay corrupción”, y porque tenemos una burocracia y un funcionariado convertido en un vericueto alambrado y minado cual campo de batalla, al parecer, todo lo que no se les parezca no puede ser ni útil ni verdadero. Por eso reclamar un lugar de participación, opinión y conocimiento, tanto de las personas que ahí estábamos como de lo que pensábamos o pretendíamos, sin necesidad de tener que acudir como si fuéramos opositores a sacar una plaza de funcionario o con un abogado para desbrozar la maraña de artículos, leyes, normas, reglas y demás obstáculos, fue una demanda ajustada a las necesidades. Hoy que todos son círculos vacios, lo vemos mejor.
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